Los bonsáis y los elementos climáticos

El sol es uno de los elementos esenciales para cada planta. Es por medio de su acción que las hojas extraen el dióxido de carbono del aire y lo transforman en azúcar, que alimentará cada célula de la planta. Igualmente, los otros elementos climáticos juegan un rol importante en el desarrollo de los bonsái.

Los bonsáis y los elementos climáticos

¿Debo exponer mi bonsái al sol?
Sí, pero el tiempo de exposición dependerá de su región y de su bonsái. Si vive en una región con una fuerte exposición solar y con veranos muy calurosos, una exposición continua podría desecar el sustrato demasiado rápidamente y quemar el follaje. Al contrario, si su bonsái está falto de sol, tendrá unas hojas más grandes (para captar mejor el sol).
De forma general, todos los bonsáis, cualesquiera que sean necesitarán una exposición al sol regular, incluidos los bonsáis de interior (a sacar en cuanto la temperaturas lo permitan). Será necesario aclimatarlos despacio para evitar de quemar el follaje. Igualmente algunos bonsáis como los arces de Japón preferirán una sombra ligera en pleno verano.
En cualquier caso, prefiera una exposición a pleno sur, resguardado de las corrientes de aire.

La hidrometría
En su medio ambiente de origen, los bonsáis benefician de un verano cálido y humano, y de un invierno frío y seco. Estas condiciones climáticas son ideales para su cultivo. En nuestras regiones se produce lo contrario, es decir, un verano cálido y seco y, un invierno frío y húmedo. Es por tanto necesario crear una atmósfera húmeda en verano, y proteger al bonsái de un exceso de humedad en invierno.

En verano: crear una atmósfera húmeda.
El aire seco es el enemigo de los bonsáis. Para conservar un bonsái en buena salud, tendrá imperativamente que crear un microclima húmedo alrededor de él. Para ello, evite las corrientes de aire y coloque unos cacillos rellenos de bolitas de arcilla húmedas alrededor del bonsái: el agua se evaporará recreando de esta forma una atmósfera húmeda.

En invierno; evitar el exceso de agua
Como ya hemos dicho al hablar del riego, el exceso de agua y el agua estancada son muy nefastas ya que impiden la buena oxigenación de las raíces. Esto es aún más cierto en invierno, ya que el bonsái se mete en descanso vegetativo, y sus necesidades de agua son menores. Además, las heladas podrían hacer explotar la maceta – es por tanto importante poder resguardar su bonsái de la lluvia si esta debe durar varios días. Prevea igualmente resguardar su bonsái en caso de nieve, porque puede ennegrecer el follaje y romper las ramas.

El frío y las heladas
Para poder seguir su ciclo natural, aparte las especies tropicales, los vegetales necesitan la alternancia de las estaciones. El frío les permite meterse en modo de descanso, generando la lignificación de los tejidos, la floración para ciertas especies... No obstante, el escaso volumen de tierra alrededor de las raíces las vuelve más vulnerables (aún más si el sustrato está muy húmedo), y será necesario proteger sus bonsáis después de una o dos heladas ligeras. Para las especies más resistentes, una simple protección de las raíces será suficiente (en una gran maceta rellena de virutas de madera por ejemplo), para otras especies, será más prudente prever una hibernación en un invernadero frío, sobre todo si las noches son muy frías y las temperaturas son positivas durante el día. Prevea una aireación suficiente durante el día, porque los rayos del sol podrían trasformar rápidamente su invernadero en asadero...
Hay que ser prudente hasta finales de la primavera, porque incluso una sola helada puede dañar los brotes.

Algunas referencias: el sol y el frío son necesarios para un buen desarrollo de los bonsáis, pero sin excesos, privilegie una exposición al sur sin corrientes de aire, un ambiente húmedo el verano y un resguardo contra las heladas y la lluvia en invierno.

 
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